lunes, 2 de mayo de 2016

Los ciegos también van a la montaña

Queremos compartir con vosotr@s la carta que una persona afín a Montes Solidarios nos ha hecho llegar.

Es algo muy cierto y por lo que todos deberíamos de lucha para cambiarlo.

Desde esta humilde asociación que quiere la integración “TOTAL” para todas las personas solo podemos apoyar, compartir, y aplaudir el hecho de que una persona se moje, ponga las cosas claras y denuncie esta falta de respeto y discriminación total ante un colectivo ya de por si bastante magullado.

Que cambien las cosas. Que se hagan como se tienen que hacer, y que de una vez por todas, todos nos sintamos iguales.

Nuestro apoyo incondicional.



Los ciegos también van a la montaña


Siglo XXI, la era de la evolución de la información y el bienestar, en la que todos tenemos todo lo que queremos o eso nos hacen sentir, en pocos segundos podemos conectar con el otro lado del mundo y estar virtualmente en el planeta Marte, por ejemplo.

Esta era en la que se presupone que todos somos iguales y considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esa Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, que esta Declaración también proclama además que todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica, que todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley y que todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esa declaración y contra toda provocación a tal discriminación. 
También la Constitución española cita en los derechos y deberes fundamentales: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. (art. 14).

Pues la verdad es que todo esto resulta un tanto irónico, personas que sin ninguna distinción buscan nuestra felicidad haciendo lo que les gusta, ya sea en la música, danza, lectura, deporte, o cualquier variopinta actividad que les llena de plenitud personal no tienen los mismos derechos.

En mi caso hago montaña desde hace más de 40 años, he guiado y me han guiado, he aprendido y he enseñado y todavía sigo en ello. En los últimos años he tenido la oportunidad de conocer a personas normales que tienen movilidad reducida ya sea temporal o permanente, invidentes, sordos, diabéticos, amputados, etc.., todas ellas montañeras, personas que les enamora la montaña, algunas escalan, corren o esquían o simplemente cuentan historias.
Estas personas quieren tener todas sus necesidades cubiertas, como cabe de esperar, al realizar sus actividades en la naturaleza. 

Bien, todo normal hasta aquí, pues resulta que en algunos casos no se da esta circunstancia y en la era del bienestar y la integración, estas personas en ocasiones están discriminadas ya que hay asociaciones, compañías de seguros que no les ofrecen un seguro. Se da la circunstancia que algunas de estas personas tienen permiso de conducir y están asegurados, ¡que contradicción! ¿O no?

Pues resulta que hay compañías de seguros que dicen que los afectados de enajenación mental, parálisis, apoplejía, epilepsia, diabetes, alcoholismo, toxicomanía, enfermedades de la médula espinal, encefalitis letárgica y en general, cualquier lesión, enfermedad crónica o minusvalía física o psíquica, que, a juicio del asegurador, disminuya su capacidad en comparación con una persona físicamente integra y de salud normal no son personas que se puedan asegurar.

Entonces me pregunto qué haremos con míticos montañeros que debajo de sus botas tienen grandes cimas, altos grados de escalada, travesías inverosímiles, etc… y que son amputados, diabéticos, etc…Y que son el ideal y el simbolismo para todos aquellos que quieren cumplir sus sueños.

Estamos en la era de la integración y las montañas no tienen barreras, jamás las han tenido y estas han sido superadas por el tesón, el amor y la pasión de quienes han afrontado los desafíos, personas amputadas, ciegos, diabéticos, enfermos crónicos han llegado a la cima más alta del mundo. 

¿Por qué un ciego no puede subir a la montaña más cercana a su casa y estar asegurado y/o federado?

¿Y ahora ponemos nosotros las barreras, o nos las quieren poner?

Que alguien me responda esto por favor.
Por cierto, en título de este artículo es irónico, no hay más ciego que el que no quiere ver.




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