La montaña es implacable, estricta y al mismo tiempo maravillosa. Pero somos nosotros los que tenemos que saber como entramos a la montaña y como la abandonamos.
El día que decidimos intentar completar la ruta 0-4 en el Teide, (saliendo de cota 0 en la playa del socorro hasta la cima del Teide a casi 4000m de altura) acompañando a Silvia en la silla Joëlette, ya sabíamos que iba a ser todo un éxito. El simple hecho de intentarlos, planearlo y comenzarlo, ya era todo un triunfo.
No es cuestión de hacer un artículo contando lo duro del recorrido, los tramos en los que los pies patinaban y donde más de uno tropezó y toco suelo. No es cuestión de contar cada gota de sudor que dejamos atrás en una noche muy calurosa y con mucha humedad, de las empinadas rampas con un piso empedrado y difícil hasta para andar, del impresionante mar de estrellas que pudimos apreciar al apagar nuestros frontales, del inolvidable amanecer con la silueta del Teide delante de nosotros…
Pero si es importante reseñar lo vivido en esta peculiar aventura.
Los guías y voluntarios nos conocíamos de tiempo, pero a nuestra protagonista y sus acompañantes las habíamos conocido poco días antes.
No se puede expresar fácilmente todo lo que ha pasado por nuestros corazones en estos días de aventura, ni lo que se sintió y se vivió el día del reto.
Me da igual la cima. No me importa si llegamos a la cumbre o no. ¿Acaso es lo más importante? Yo perdí el interés en la cima desde el primer metro que rodamos la silla con Silvia montada en ella y pudimos ver su cara y la de todos los que allí estábamos.
Las emociones eran mas intentas que la cantidad de luces que alumbraban esa noche estrellada. Todo el esfuerzo se resumió y se redujo a la mínima potencia solo con la ilusión de ver cumplir un sueño inimaginable hasta ese momento no solo para nuestra gran protagonista, sino para todos los que con ella estábamos.
Poder hacer de una persona sentada de por vida en una silla de ruedas, una montañera más, era lo que más nos emocionaba y nos hacia olvidar la cantidad de kilómetros y metros de desnivel que nos esperaban hasta el fin del reto.
¿Que es tocar la cumbre de una montaña?
Puede que sea la meta, la guinda del pastel, pero, ¿qué pasa durante todo el camino hasta esa cumbre?. En todo ese camino es donde se forjan las verdaderas amistades, donde se habla, se siente, se llora, se ayuda y se vive con intensidad. Puedo asegurar que todo esto pasó en las 14 horas que duro la excursión
Yo he subido muchas montañas. Si es cierto que llegar al punto mas alto, es algo indescriptible, pero a veces nos olvidamos de todo el camino recorrido hasta ese punto.
Yo he dejado muchas cumbres sin hacer por el simple hecho de disfrutar de alguna parte en concreto, o algún momento del recorrido que merecía la pena, por su belleza, por el momento, por la imagen…y no creo que me arrepienta nunca.
La decisión que tuvimos que tomar a los 3000 metros de altura cuando el tiempo se puso en nuestra contra, fue la decisión mas acertada, por seguridad y prudencia. Eso no quiere decir que no hiciéramos cumbre. La cumbre la hacemos día tras día. Cuando ayudamos a alguien que lo necesita, cuando hacemos lo posible por completar un reto que al mismo tiempo ese reto es un sueño para alguno de nosotros, cuando conseguimos sacar unas lágrimas de emoción, cuando abrimos esas puertas a algo olvidado o que simplemente nunca se ha planteado. Esas son las cumbres que yo quiero conquistar.
En el Teide conquistamos muchas cumbres. No pisamos la cota más alta de España, pero llenamos de alegría y emoción muchos corazones. No solo los de las personas que allí estábamos. No solo el corazón de nuestra protagonista Silvia, sino el de muchas personas que desde entonces se sienten identificadas con ella, quieren volar y soñar como lo hizo ella y quieren hacerse montañer@s como lo consiguió ella
Al fundar Montes Solidarios sabia que me esperaban muchas emociones, pero nunca imaginé que una aventura tan sencilla y complicada al mismo tiempo, me afectara tanto como lo esta haciendo ésta.
Igual es por culpa del grupo de personas que allí estuvimos (igual no, seguro). También por el grupo de personas que desde lejos nos seguían y en mi caso me apoyan a muerte.
Tantas palabras de agradecimiento, de reconocimiento, tantas llamadas, tanto interés por saber como nos fue… Han sido unos días muy intensos los anteriores y los posteriores a nuestro reto, y todavía sigo emocionado.
No creo que nos merezcamos tantos elogios, solo hemos hecho lo que nos gusta y lo que nos dicta el corazón, sin ningún animo de lucro, solo satisfacción personal.
Me pongo en el supuesto caso de que todos, todos los días hiciéramos algo por los demás sin buscar nada a cambio… ¿No seria todo muy diferente?
El fin de semana del 28 al 31 de octubre del 2016, ha cambiado mi vida. He conocido en profundidad bellísimas personas a las que quiero quitarles un pedacito para mi crecimiento personal.
La bondad de Javi, la serenidad de Jose Manuel, la meticulosidad de Aitor, el buen humor y el tesón de Miguel, la juventud desbordante de Aritz, la fuerza y alegría de una luchadora como Laura, la felicidad de Mariaje, la capacidad de superación y las ganas de vida de Silvia, el entusiasmo y profesionalidad de Txus, Diego, Javier y Amaia. A todos les pido permiso para quedarme con un trocito de ellos que seguro me ayudará a ser mejor.
Lo conseguido en el reto de Teide no es cualquier cosa. En lo deportivo hemos hecho algo muy duro. En lo social hemos conseguido la inclusión de personas con movilidad reducida en un ámbito de alta montaña y hemos hecho pensar a muchas otras como gestionar esto de la mal llamada discapacidad (yo prefiero llamarlo “capacidades diferentes”). Y en lo personal creo que para todos ha supuesto una experiencia sobresaliente que tardaremos mucho en olvidar.
El objetivo está cumplido. Hicimos realidad un sueño. El sueño de Silvia que se hizo montañera aunque solo fuera por un día.
Que los límites que nos ponemos no nos impidan forjar nuestros sueños y que siempre tengamos soñadores a nuestro lado.
Yosu Vazquez, fundador y presidente de Montes Solidarios
Ya has vivido suficiente, Ahora te toca disfrutar.
(Albert Espinosa. Del libro “Los secretos que jamás te contaron”)
Qué pasada cuadrilla! Qué valientes todos y todas las que habéis participado. Soy una de esas personas que os ha seguido con ilusión y perplejidad desde el salón calentito de casa. Silvia cariño, me emociono al ver las fotos, qué grande eres! Muchas gracias por compartir la experiencia, besos y abrazos!
ResponderEliminarGracias Alazne, comentarios como el tuyo son los que nos dan fuerzas para seguir haciendo lo que hacemos
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